Algo que es muy bueno, bonito o divertido.
¡Qué chido está tu nuevo coche!
Sentirse fuera de lugar.
Me invitaron a una reunión de física cuántica en la que estaba como perro en misa.
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Se dice de alguien que no trabaja nada, que es muy vago o que evita cualquier esfuerzo.
Su origen viene del mundo marinero. El “palo” hacía referencia al remo, y se decía de quienes no ayudaban a remar ni trabajaban.
No da palo al agua, siempre se escaquea.
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Se usa para expresar desenfado, despreocupación o falta de seriedad. Se aplica cuando alguien actúa con exceso de libertad, sin reglas ni orden. También puede usarse de forma irónica para señalar un ambiente caótico, desorganizado o donde cada cual hace lo que quiere.
La expresión tiene origen histórico: se popularizó en el siglo XIX en España, vinculada a la Constitución de Cádiz de 1812, conocida como “La Pepa” (porque fue promulgada el día de San José, 19 de marzo). Al gritar “¡Viva la Pepa!”, la gente celebraba la nueva Constitución y con el tiempo la frase pasó a significar desorden o jolgorio.
Se fue de viaje sin plan ni reservas, hala, viva la Pepa.
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Desanimado, triste o en un momento de bajón personal o profesional.
Desde que murió su gato está de capa caída y no quiere ni salir a tomar algo.
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Molestar o fastidiar insistentemente.
Mi hermano me dio la lata toda la tarde con sus preguntas.
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Activarse, esforzarse más.
Si no te pones las pilas, vas a suspender la asignatura.
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Estar distraído, despistado o desconectado de lo que pasa.
Le pregunté si quería café o té y me respondió “con sacarina”. Está en la parra.
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Hacer un escándalo a gritos, con motivo de un enfado desmedido.
Me montó un pollo por prepararle un café con leche en vez de un cortado.
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Arruinarse, estropearse o venirse abajo algo. También puede usarse para mandar a alguien lejos, con tono de enfado.
En los barcos antiguos, el “carajo” era el nombre del cesto de vigilancia en lo alto del mástil. Mandar a alguien “al carajo” significaba enviarlo a ese lugar incómodo y peligroso.
¡Vete al carajo, ya me tienes harto!
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Palabra empleada para referirse de manera despectiva a una mujer considerada malvada, astuta, manipuladora o cruel, alguien que se aprovecha de los demás o actúa con mala intención. Aunque originalmente proviene de la mitología griega, en el habla cotidiana se ha cargado de un matiz insultante hacia la personalidad.
No confíes en Marta, es una arpía que siempre busca cómo sacar ventaja de los demás.
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Estar harto o cansado de algo.
Estoy hasta el moño de que me cancelen planes a última hora.
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Sentirse o estar completamente solo, sin compañía ni apoyo. Se usa tanto literal como emocionalmente.
Desde que se mudó, no socializa a nadie. Está más solo que la una.
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