Sospechar que algo no está bien o que alguien oculta algo, aunque no se tenga pruebas claras.
Desde que empezó a llegar tarde sin explicación, estoy con la mosca detrás de la oreja.
Sospechar que algo no está bien o que alguien oculta algo, aunque no se tenga pruebas claras.
Desde que empezó a llegar tarde sin explicación, estoy con la mosca detrás de la oreja.
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Persona, negocio o actividad que obtiene dinero de los demás de manera abusiva, engañosa o inútil. El término está formado por el verbo “sacar” y el sustantivo “cuartos”, una antigua moneda en España de poco valor.
Cuidado con ese tipo, es un sacacuartos que siempre encuentra la manera de sacarte dinero.
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A escondidas, de manera furtiva o sin permiso. Algo que se hace de manera disimulada, intentando que no se note o que no te pillen.
El camarero entró en la cocina de extranjis para probar el postre antes de que lo sirvieran.
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Ser de carácter fuerte, malhumorado o tener intenciones poco amables.
Le preguntaron la hora y respondió “¿no te la he dicho hace media hora?”… qué mala leche.
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Alabarse a uno mismo, destacar sus propios méritos o cualidades. Se usa cuando alguien presume de lo que ha hecho o exagera sus logros para quedar bien ante los demás.
No quiero echarme flores, pero el proyecto salió perfecto gracias a mi contribución.
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Persona que resulta extremadamente molesta, insistente o repetitiva, hasta el punto de agotar la paciencia de los demás. La imagen de “una vaca en brazos” transmite algo incómodo, difícil de sostener y que se hace interminable.
Mi primo es más pesado que una vaca en brazos, siempre me cuenta la misma historia diez veces.
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Arruinarse, estropearse o venirse abajo algo. También puede usarse para mandar a alguien lejos, con tono de enfado.
En los barcos antiguos, el “carajo” era el nombre del cesto de vigilancia en lo alto del mástil. Mandar a alguien “al carajo” significaba enviarlo a ese lugar incómodo y peligroso.
¡Vete al carajo, ya me tienes harto!
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La verdad absoluta, lo auténtico o lo que alguien realmente piensa. Suele emplearse para enfatizar sinceridad, honestidad o franqueza, a veces antes de una opinión directa que podría ser sensible. También puede usarse para reforzar una afirmación.
La neta, te dije que no iba a la fiesta porque estaba cansado, no por otra cosa.
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Persona que come demasiado, con avidez o sin moderación. Proviene de zampar (comer con ansia) + bollo (panecillo o dulce), lo que refuerza la idea de alguien que devora bollos u otros alimentos sin medida.
En la fiesta había un par de zampabollos que se acabaron todos los pasteles en un abrir y cerrar de ojos
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Algo o alguien con habilidades exageradas. Se suele acompañar del sufijo -isimo/a: Chetadísimo/a
Mi gato aprendió a abrir la nevera. Está chetadísimo.
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Persona inquieta, que no puede estar quieta ni en un sitio mucho tiempo.
No había acabado el máster y ya estaba pensando en cuál iba a ser el siguiente. Lo reconozco, soy un culo inquieto.
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Estar completamente desorientado, sin saber qué hacer ni dónde se está; o estar en una situación muy comprometida.
El origen de la frase se remonta a un personaje literario del siglo XIX, Carracuca, un hombre al que le sucedían todo tipo de infortunios y situaciones angustiosas.
Con el mapa manchado de barro y el móvil sin batería estábamos más perdidos que Carracuca.
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Molestar o fastidiar insistentemente.
Mi hermano me dio la lata toda la tarde con sus preguntas.
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