Transformación positiva en apariencia o actitud.
Antes era el niño que comía plastilina y ahora es modelo en Milán. Glow up legendario.
Persona torpe, especialmente haciendo cosas con las manos.
No le dejes montar la estantería, es un manazas y la va a liar.
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Estar en una mala situación económica o emocional.
Desde que perdió el trabajo, está en la B.
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Se dice de alguien que habla con total franqueza, sin filtros ni rodeos, incluso si lo que dice puede resultar incómodo o polémico.
María no tiene pelos en la lengua, siempre dice lo que piensa aunque no guste.
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Persona que destaca por su carisma, habilidad o actitud desenfadada. Se usa con tono admirativo o divertido.
Se presentó en la boda en chanclas… es un figura.
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Expresión que indica que alguien ha perdido momentáneamente la cordura, ha dicho o hecho algo sin sentido, o se ha despistado gravemente. Puede usarse tanto en tono humorístico como crítico.
Se me fue la olla y puse la leche en el zapatero en vez de en la nevera.
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Se dice de alguien que no trabaja nada, que es muy vago o que evita cualquier esfuerzo.
Su origen viene del mundo marinero. El “palo” hacía referencia al remo, y se decía de quienes no ayudaban a remar ni trabajaban.
No da palo al agua, siempre se escaquea.
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Situación de confusión, desorden o ruido, especialmente cuando muchas personas hablan al mismo tiempo y no se entiende nada.
En cuanto empezó el debate, se armó un guirigay en la sala y nadie podía escuchar nada.
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Complicar algo innecesariamente hasta causar el hastío de los demás.
Sólo le pregunté si quería carne o pescado, y acabó hablando de la dieta de los astronautas… siempre le busca los tres pies al gato.
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Ignorar una norma o regla con descaro.
Le dijeron que no se podía entrar con comida y se lo saltó a la torera: apareció con una bol lleno de torreznos.
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Dinero, especialmente cuando se habla de grandes cantidades o de forma informal. Es una forma muy común de referirse al dinero en el habla coloquial.
Para comprarte ese coche necesitas mucha pasta, no es cualquier cosa.
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Arruinarse, estropearse o venirse abajo algo. También puede usarse para mandar a alguien lejos, con tono de enfado.
En los barcos antiguos, el “carajo” era el nombre del cesto de vigilancia en lo alto del mástil. Mandar a alguien “al carajo” significaba enviarlo a ese lugar incómodo y peligroso.
¡Vete al carajo, ya me tienes harto!
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Adoptar una actitud de indiferencia o ignorancia fingida para evitar responsabilidades, contestar a algo incómodo o simplemente no implicarse.
Cuando toca pagar, siempre hay alguno que se hace el sueco.
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Estar pasando por una racha de mala suerte, en la que todo parece salir mal.
Se le rompió el coche, perdió el móvil y le cancelaron el vuelo… tiene la negra.
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