Forma cariñosa de llamar a otra persona, aunque puede usarse en un tono irónico o en un contexto de recriminación. Deriva de la palabra ‘amor’.
Morch son las siete de la mañana y ya me estás contando tus dramas.
Forma cariñosa de llamar a otra persona, aunque puede usarse en un tono irónico o en un contexto de recriminación. Deriva de la palabra ‘amor’.
Morch son las siete de la mañana y ya me estás contando tus dramas.
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Dinero, especialmente cuando se habla de grandes cantidades o de forma informal. Es una forma muy común de referirse al dinero en el habla coloquial.
Para comprarte ese coche necesitas mucha pasta, no es cualquier cosa.
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Solicitar espacio, oportunidad o turno para participar, hablar o intervenir, especialmente cuando el ambiente está dominado por otros.
En el debate todos hablaban al mismo tiempo, así que tuve que pedir cancha para dar mi opinión.
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Olvidar algo repentinamente, sobre todo al hablar o escribir.
Te iba a contar cómo fue mi viaje por los Alpes pero me lanzaste tal mirada envidiosa que me quedé en blanco.
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Persona torpe, especialmente haciendo cosas con las manos.
No le dejes montar la estantería, es un manazas y la va a liar.
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Terminar una relación o dejar de hablar con alguien sin explicación, desapareciendo por completo.
Después de nuestra cita, hizo ghosting y nunca más respondió mis mensajes.
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Sorprenderse muchísimo.
Estaba dando un paseo por el río y me encontré a mi ex de la mano con mi mejor amiga… me quedé de piedra.
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Ser un exagerado o un mentiroso. Variante de «tener más cuento que Andersen».
Me dijo que no podía aportar nada para el regalo que íbamos a hacer al profesor por su jubilación porque iba mal de dinero, pero dos semanas después se compró un iPhone. Tiene más cuento que Calleja.
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Sentirse muy cómodo y adaptado en una situación o entorno.
Es muy buena actriz, sobre el escenario se nota que está como pez en el agua.
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Situación complicada, conflictiva o caótica. También puede referirse a un evento o actividad intensa, dependiendo del contexto.
Se montó una movida tremenda en el bar porque uno no quería pagar la cuenta.
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Sorprender a alguien justo en el momento en que está haciendo algo indebido: «Pillar con las manos en la masa».
La policía los pilló con las manos en la masa: justo cuando estaban sacando el dinero de la caja fuerte.
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Persona que resulta insulsa, sin chispa, poco animada o con escasa personalidad. Empleado a menudo con un tono despectivo o humorístico, para señalar a alguien que no destaca en lo social o que no aporta entusiasmo.
No me cae mal, pero es un poco sosaina, nunca tiene nada interesante que contar.
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Tener el control total sobre una situación, especialmente cuando se tiene poder de decisión o ventaja sobre otros. Tener la sartén por el mango.
En esa negociación, ella tenía la sartén por el mango porque era la única con experiencia.
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