Estar distraído o lento de reflejos.
¡Despierta! Estás empanado y no te enteras de nada.
Estar distraído o lento de reflejos.
¡Despierta! Estás empanado y no te enteras de nada.
Por
Sin ningún tipo de preparación previa, ayuda, o protección. Implica lanzarse de manera directa, improvisada o incluso arriesgada. Puede aplicarse tanto a acciones físicas como a decisiones o tareas hechas sin planificación.
Hizo la entrevista a pelo, sin haber investigado nada sobre la empresa.
Por
Ser descarado, aprovecharse de los demás sin vergüenza o pedir cosas que no corresponden. Se usa para señalar una actitud abusiva o muy cómoda.
Tiene un morro increíble, llega tarde y encima quiere que lo esperemos.
Por
Para referirse a algo de mala calidad, inútil, feo o despreciable. Que no vale nada.
Mi coche es una birria, se estropea cada dos por tres.
Por
Estar fuera de sí, actuar de forma irracional o poco sensata.
Se metió al mar con tormenta… no estaba en sus cabales.
Por
Participar activamente en una situación, especialmente en algo que se hace en secreto o entre pocos.
No me sorprende que supiera la verdad… seguro que estuvo en el ajo desde el principio.
Por
Persona pesada, que molesta por insistente.
Ese vendedor es un pelmazo, no para de llamar. ¡Es la quinta vez hoy!
Por
Sentirse muy cómodo y adaptado en una situación o entorno.
Es muy buena actriz, sobre el escenario se nota que está como pez en el agua.
Por
Ser de carácter fuerte, malhumorado o tener intenciones poco amables.
Le preguntaron la hora y respondió “¿no te la he dicho hace media hora?”… qué mala leche.
Por
Arruinarse, estropearse o venirse abajo algo. También puede usarse para mandar a alguien lejos, con tono de enfado.
En los barcos antiguos, el “carajo” era el nombre del cesto de vigilancia en lo alto del mástil. Mandar a alguien “al carajo” significaba enviarlo a ese lugar incómodo y peligroso.
¡Vete al carajo, ya me tienes harto!
Por
Estar completamente desorientado, sin saber qué hacer ni dónde se está; o estar en una situación muy comprometida.
El origen de la frase se remonta a un personaje literario del siglo XIX, Carracuca, un hombre al que le sucedían todo tipo de infortunios y situaciones angustiosas.
Con el mapa manchado de barro y el móvil sin batería estábamos más perdidos que Carracuca.
Por
Hacer un escándalo a gritos, con motivo de un enfado desmedido.
Me montó un pollo por prepararle un café con leche en vez de un cortado.
Por