Insistir de forma molesta o repetitiva sobre algo. Su significado proviene del ruidoso sonido que emite la matraca, un instrumento de percusión.
Mi jefe me dio la matraca todo el día con el informe.
Insistir de forma molesta o repetitiva sobre algo. Su significado proviene del ruidoso sonido que emite la matraca, un instrumento de percusión.
Mi jefe me dio la matraca todo el día con el informe.
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Estar completamente desorientado, sin saber qué hacer ni dónde se está; o estar en una situación muy comprometida.
El origen de la frase se remonta a un personaje literario del siglo XIX, Carracuca, un hombre al que le sucedían todo tipo de infortunios y situaciones angustiosas.
Con el mapa manchado de barro y el móvil sin batería estábamos más perdidos que Carracuca.
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Estar atento o informado sobre algo en concreto.
Dicen que el vecino se ha ido a Turquía a implantarse pelo… estaré al loro a ver cuando vuelve.
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Permanecer firme y activo en una situación difícil, sin rendirse.
Aunque está enfermo, sigue trabajando. Está al pie del cañón.
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Sorprenderse mucho ante algo, tanto que provoca una inmovilidad física o mental. Suele usarse en conversaciones desenfadadas, normalmente conjugado con los verbos quedar(se) y estar.
He pillado a mi hermana y a mi primo-hermano besándose… TIESA.
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Se dice de alguien que no trabaja nada, que es muy vago o que evita cualquier esfuerzo.
Su origen viene del mundo marinero. El “palo” hacía referencia al remo, y se decía de quienes no ayudaban a remar ni trabajaban.
No da palo al agua, siempre se escaquea.
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Ser muy atractivo físicamente. Similar a «Estar como un tren».
Ese modelo está como un queso, y lo mejor es que lo seguí en Instagram y me dio follow de vuelta.
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Sufrir un ataque repentino (como un desmayo, un mareo o una crisis repentina). Utilizado para referirse a un susto físico inesperado.
Casi me da un jari al ver la factura de la luz.
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Ser de carácter fuerte, malhumorado o tener intenciones poco amables.
Le preguntaron la hora y respondió “¿no te la he dicho hace media hora?”… qué mala leche.
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Relajarse demasiado después de haber conseguido algo.
Sacó un 10 en el primer examen de física, en el siguiente un 1; se está durmiendo en los laureles.
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Expresión empleada para referirse a una acción o palabras básicas, genéricas y diseñadas para gustar a todo el mundo. No arriesga, no incomoda, no aporta nada nuevo, pero garantiza el acuerdo de todo el mundo. Es el equivalente digital a un plato fácil, barato y que nadie odia: los macarrones con tomate.
No quiero ser macarrones con tomatico, pero… ¿alguien más adora el otoño?
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Hablar demasiado o contar cosas que no debería.
Contó el secreto nada más se lo dijeron… qué lengua más larga tiene.
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Mantener una postura firme, no ceder ni admitir que uno está equivocado, incluso ante evidencia.
Aunque todos le dijeron que se había equivocado y debía dimitir, no dio su brazo a torcer.
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